La barrera franji-roja se levantó
para David Albedro cuando en el reloj del salpicadero brillaban de forma
inadvertida tres cuatros, separados el primero de los otros dos por un par de
puntos verticales.
A esa hora todavía no había
llegado nadie y el alumbrado seguía en modo nocturno, con la consecuente inacción
de los detectores de movimiento que activaban las luces al paso. Sólo los
potentes focos del Lexus ponían algo de claridad en el parking, arrastrando a
su paso sombras de columnas y de coches de la compañía sobre el brillante
asfalto de cemento.
¡Qué asco! –pensó con hastío, mientras
enfilaba hacia la rampa de acceso al nivel -2 entre bostezos.
El habitual rechinar de
neumáticos volvió a producirse al tomar la pronunciada curva de estilo
sacacorchos, elevándose por encima del volumen de la radio. David tuvo que
apretar un poco los dientes para resistir la desagradable sensación de dentera
que le producía el ruido. Algo instintivo que nunca le había abandonado desde
niño.
Salió de la rampa con alivio y a
velocidad de ralentí se dirigió a su plaza, la 24E. Una plaza que todavía estaba
demasiado lejos de donde aparcan los directivos.
Por un momento le pareció
percibir algo moviéndose más allá del alcance de los focos. Extrañado puso las
largas. Pero todo estaba igual como lo había dejado cinco horas atrás.
Supuso que el cansancio comenzaba
a hacer mella en él y se frotó los ojos. El CicloxDream era bueno, pero no
hacía milagros.
De repente una sensación de
derrumbe físico y mental le invadió. Era consciente de que necesitaba haber
dormido una, o dos horas más. No solo ese día, también el anterior, y el
anterior, y el ant… Pero adoraba su coche, su casa, su nivel de vida…
Lo único que podía hacer para
costearlo era ser el primero en llegar y el último en salir. Empujar muy fuerte
para conseguir los objetivos.
Aunque la sensación de decrepitud que experimentaba a
sus cuarenta y cuatro años empezaba a hacerle dudar que mereciera la pena.
A fin de cuentas, tampoco tenía a
nadie con quien compartir sus éxitos. Solo se relacionaba con sus compañeros.
Y cuando necesitaba algo más, con
profesionales…
Asqueado de su propia vida, giró
en la columna del final, dispuesto a enfrentar los últimos cincuenta metros que
le restaban para aparcar, cuando los focos iluminaron de lleno un reloj de
arena plantado a medio camino de su plaza. Boquiabierto, frenó en seco y
pestañeó un par de veces.
Tardó un instante en decirse,
pero acabó bajando del coche para ver aquel extraño objeto más de cerca. Con el
ruido del motor apenas se llegaba a distinguir la melodía que reproducía, pero
era innegable que estaba allí. Como algo que le inundaba de desconsuelo.
Se agachó y pudo comprobar el
lento pero constante caer de la arena sobre el montón grande.
En ese momento, las luces y el
motor de su coche se apagaron por sorpresa, dejándolo en la más absoluta
oscuridad con la lúgubre melodía de fondo.
Asustado, se puso en pie de un
brinco cuando la luz del final del pasillo se encendió casi con una explosión.
Y al instante, la siguiente.
Y la siguiente…
Solo faltaban dos para que se
encendieran todas…
Se encendió la penúltima, la que
estaba sobre el coche, y David profirió un grito.
Un esqueleto, vestido con un
elegante traje negro con bombín se erigía junto él.
–¡Qué demonios! –musitó dando
unos pasos hacia atrás.
–Hola, David –le saludó la figura
articulando la mandíbula.
David metió la mano en el
bolsillo para sacar su teléfono móvil. Con un rápido movimiento le lanzó el
aparato a la cabeza e intentó salir corriendo.
Pero fue en vano.
La última luz se encendió y
mostró a tres figuras idénticas a la anterior cortándole el paso.
–No te resistas, David. No vale
la pena –le dijo el primer ser con un tono que sonaba a resignación–. Los dos
sabemos que tu vida no merece ser vivida.
Como un pelele, se dejó arrastrar
hasta la viga que había sobre su plaza. De allí colgaba una gruesa soga con un
lazo, que se dejó introducir por el cuello, tras subir los peldaños de una
pequeña escalera.
Nota de prensa:
La OMS ha ordenado la
retirada cautelar del medicamento CicloxDream, de los laboratorios 4Sun,
hasta aclarar su incidencia sobre la oleada de suicidios y ataques de paranoia
que está golpeando al primer mundo. Numerosos investigadores denuncian que las
alteraciones en los ciclos del sueño pueden provocar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario