jueves, 12 de abril de 2012

La Vida...

Los sucesores, ya han sido sucedidos;
los pecados quedan abolidos.
Gracias a Dios, el ruido llega otra vez,
el martillo no cesa y el sudor vuelve a surcar su tez.
La calma, el silencio, le hacía pensar,
¡¡Qué atocidad!!, ¿¿Qué iba a hacer él con ideas??
Su misión no era esa. Solo estaba preparado para modelar
el hierro forjado que cubría las armaduras en las pecheras,
para obedecer,
para callar,
para ser
una oveja más del redil al atardecer.
Borja G.

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